La serie documental desresponsibiliza a los verdaderos “culpables” del caso - Spoiler Time

La serie documental desresponsibiliza a los verdaderos “culpables” del caso

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Hay que hacerse cargo.

Al terminar de ver Crime Scene: The Vanishing at the Cecil Hotel me pregunté ¿por qué la serie documental no comienza con la verdad sobre el caso de Elisa Lam? Y en ese momento mi cabeza empezó a tejer una red que me asustó.

Durante 4 episodios, Crime… intenta explicar la desaparición y muerte en 2013 de la joven canadiense de 21 años dándole mucho énfasis a las opiniones de varios “detectives en línea” aficionados, quienes exploraron todas las posibles teorías de una conspiración. Al final, los entrevistados llegan colectivamente a la misma conclusión sobre lo que realmente le sucedió a Lam, lo que puede dejar a los espectadores preguntándose sobre la extraña estructura de la narración y algo más…

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https://www.youtube.com/watch?v=1YXBxkdO4oA

Hay que ser justos: dirigida por Joe Berlinger, Crime Scene… presenta los hechos más básicos de la manera correcta. En el primer episodio, una docena de entrevistados discuten la historia del infame Hotel Cecil en el centro de Los Ángeles y cómo Lam desapareció allí en Enero de 2013. Cuando el Departamento de Policía de Los Ángeles publicó las últimas imágenes conocidas de la joven mostrando un comportamiento extraño en un ascensor, el clip se volvió viral rápidamente y provocó numerosas teorías de conspiración. A fines de Febrero de 2013, el cadáver de Lam fue descubierto en un tanque de agua en el techo del Hotel Cecil, lo que hizo que el caso fuera muy extraño. Sin embargo, el patólogo forense Jason Tovar finalmente concluyó que Lam se ahogó accidentalmente, presumiblemente mientras experimentaba un episodio bipolar maníaco después de dejar de tomar su medicación.

Crime Scene… termina llevando a los espectadores a la verdad, pero solo después de explorar múltiples teorías conspirativas imposibles de sostenerse. Se capitaliza el aspecto investigativo, lo que hace que parezca que el caso Lam es un misterio sin resolver, apoyándose en gran medida en las perspectivas de los llamados “detectives en línea”. Uno de los entrevistados, John Sobhani, da la impresión de que algo salió muy mal con la investigación, cuando de hecho sus últimas palabras son aceptando la dolorosa verdad de que los problemas de salud mental de Lam jugaron un papel importante en su muerte.

La estructura del documental de Netflix de Berlinger favorece el suspenso sobre la transparencia. En ese sentido, Crime Scene… hace un muy buen trabajo al brindar al público una historia sobre la mitología del centro de Los Ángeles y el legado del Hotel Cecil. Durante más de tres episodios, Crime Scene… quiere que la audiencia crea que algo, o alguien, jugó un papel en la desaparición de Lam, sin embargo, Berlinger luego retrocede esa idea y revela que la historia de la joven no es tan misteriosa: ella dejó sus medicamentos para su bipolaridad y no recibió la ayuda que necesitaba.

Y ahí es cuando Crime Scene… se vuelve muy blanda, poco educativa, más bien paternal con el común de la gente: de alguna manera desresponsabiliza a los verdaderos “culpables” del caso, los que hicieron que la investigación vaya lenta, sea dudosa, que no pueda entrar en el rigor de la ciencia y el conocimiento policial. Sí, estoy hablando de los usuarios de internet de esa época. Tal vez por vanidad pura, se hicieron poderosos más allá de las estructuras de las instituciones clásicas, quisieron tomar al toro por las astas, generaron una anarquía que en ese momento era novedosa y que hoy, por desgracia, es moneda común, enterrando en vida a aquél al que catalogaron como supuesto asesino y hasta llegaron a generar una empatía enferma por la víctima diciendo que “al conocerla nuestras vidas han cambiado”… sin haberla conocido realmente jamás.

Internet da más miedo que el peor de los villanos de las cintas slasher.

La historia de Elisa Lam es compleja y extraña si no se está familiarizado con la bipolaridad. Eso hace de Crime Scene… puro entretenimiento, cosa que tal vez se podría haber obviado para dedicar más tiempo a explorar qué provocó que Lam dejara de tomar su medicación y el mal que la masa genera en la opinión pública o cómo esta última se retroalimenta de sus propias mentiras. 

Porque, hay que hacerse cargo: no hay peor crimen o criminal que la ignorancia o, como en este caso, el que sin saber no quiere aprender.

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