La cancelación no es la solución: estas películas forman parte de la historia

Hoy en día, resulta muy común escuchar la palabra “cancelar” en redes sociales, y se trata de, como su nombre lo dice, “cancelar” cierto artista o contenido que tiene un mensaje racista, homofóbico, xenofóbico y sexista. O simplemente, que tenga red flags. En esta cuestión hay dos bandos: a los primeros les parece correcto esta cultura de la cancelación, tal vez como una especie de justicia social, y a los segundos, les parece un retroceso y algo propio de la “generación de cristal”. Lo cierto es que no hay punto medio. Y se ha llegado a un punto donde se han cancelado películas antiguas que obviamente no se ajustan a la sociedad de hoy en día, una muy consciente de las problemáticas sociales que afectan a las minorías.

Por ejemplo, en 2020, Disney Plus decidió poner una advertencia a varios de sus filmes clásicos, incluyendo Los aristogatos (1970), Dumbo (1941), Peter Pan (1953), La dama y el vagabundo (1955), La ciudadela de los Robinson (1960) y El libro de la selva (1967), debido a que presentan “maltrato o representación negativa de personas y culturas”. Muchos se ofendieron por esta advertencia, aunque otros la celebraron. Y es que la plataforma del ratón fue más allá, y retiró de los perfiles infantiles estas películas. Claro, aún siguen en los perfiles para adultos, pero ahora los más pequeños solo podrán verlas junto adultos, quienes, se espera, les puedan explicar el contexto histórico en que se sitúan estas películas y por qué en ese entonces y ahora esos estereotipos estaban y están mal.

Disney Plus no fue el único en ajustarse a los tiempos modernos. HBO Max hizo lo propio con Lo que el viento se llevó (1939). También en 2020, la plataforma de Warner Media retiró la película del director Victor Fleming por dos semanas de su catálogo para después reintegrarla con una advertencia sobre “los prejuicios raciales y étnicos” que presenta. Y agrega que “para crear un futuro más inclusivo, equitativo y justo, debemos reconocer y entender nuestra historia”.

Por supuesto, no está mal señalar las conductas violentas y estereotipos dañinos que presentan películas antiguas. Sin embargo, se deben mirar este tipo de contenidos teniendo en cuenta el contexto histórico en el que fueron creadas. No podemos juzgarlas con ojos del presente. Y es por eso que ambas plataformas streaming hicieron bien en advertir a su audiencia del tipo de contenido que estaban a punto de consumir. Para algunos podrá ser obvio que se trata de películas propias de su época, pero a otros, quizás les cueste más entender por qué hay una necesidad de generar un dialogo que nos lleve hacia la inclusión y no a un retroceso de los derechos humanos.

En conclusión, cancelar películas de antaño por su contenido racista, homofóbico, xenofóbico y sexista no hará que estos problemas sociales desaparezcan. La solución no es censurarlas, ni demeritar su importancia en la historia del cine. Al contrario, se deben crear formas de dialogar (como esas advertencias al principio de las películas) y concientizar a las generaciones más jóvenes para no volver a repetir los mismos errores.