Roal Dahl puede ser más conocido por su icónica historia sobre Wonka y su fábrica de chocolate, pero The Witches (Las Brujas) es una de las películas más divertidas de los 90 y hace muy poco intentaron volver a recrear la magia, pero las cosas no salieron tan bien como lo esperaban.
Las Brujas no solo es una de las películas más entretenidas y peculiares de la década del 90, también es una de las más encantadoras. Es una de esas cintas que no ha envejecido y la historia atemporal es maravillosa sin importar la edad del espectador. 30 años después, la industria audiovisual recurrió a su obsesión con las remakes, pero muchas cosas fallaron.
Las Brujas es una película para niños que entretiene y asusta a los niños, con un reparto perfecto y Anjelica Huston siendo fantástica en el papel de una bruja poderosa. Más allá de la diversión, la película tiene sus partes aterradoras, lo cual es bastante bueno, ya que la mayoría del contenido infantil intenta ser lindo y dulce, pero la adaptación de la historia de Dahl le pone un poco más de picante a la receta.
Un aspecto fundamental es que The Witches comienza en Noruega, lo que le da un ambiente perfectamente espeluznante. Las ubicaciones y la iluminación le dan a todo una sensación atemporal. A veces parece que estamos viendo una película de época y al momento siguiente recordamos que es una historia moderna.
Pero la verdadera atracción de la historia está en la comedia y la aventura, y ambas están muy bien equilibradas. El director Nicolas Roeg mezcla los géneros con facilidad, especialmente facilitado por el elenco secundario que incluye a Rowan Atkinson y Brenda Blethyn.
También vale la pena mencionar los efectos visuales, ya que el trabajo de Jim Hanson aquí es muy convincente, se siente mágico, en cierto modo, y se ajusta muy bien al ambiente general de la cinta. A pesar de todo esto y de establecerse como un clásico de los 90, solo recaudó 15.3 millones de dólares.
La nueva versión de The Witches se lanzó en 2020 y recaudó casi el doble: $28,543,567 millones, pero no fue tan bien recibida por el público o por la audiencia. Esta remake debería haber sido buena, pero lamentablemente no lo fue. Aparte de algunos cambios en el período, la ubicación y ajustes narrativos que lo acercan un poco más al libro que Roeg, es una adaptación bastante convencional.
Zemeckis colaboró con Guillermo Del Toro y Kenya Barris en el guión de esta versión, absorbiendo parte de la película anterior, y la etiquetaron como una “reimaginación”. En esta caso a la Gran Bruja la interpreta Anne Hathaway, con un acento cómico que al principio suena ruso, pero que luego se vuelve más escandinavo, más cercano a los orígenes de la historia.
La protagonista tiene extrañas cicatrices estilo Joker en las comisuras de la boca que se abren en momentos de estrés en un horror de estilo CGI. Como todas las brujas, odia a los niños y tiene la misión interminable de convertirlos en ratones, utilizando una poción secreta que puede poner en el amado chocolate de estos niños.
Hathaway es una gran actriz, pero el problema es que el costado cómico del personaje es bastante tenso en comparación con la gentileza y la calma de Octavia Spencer. En la versión de 1990, la principal fuente de entretenimiento fue Huston, su actuación está perfectamente equilibrada, imponente, atractiva y cuando muestra su verdadero rostro, es aterrador. Eso no se logra en The Witches de 2020.
El ambiente también se siente bastante diferente en la última versión de la película. Sus lujosos interiores siempre parecen haber sido creados con pantalla verde, incluso si no lo han sido. Las transformaciones y los vuelos de fantasía son sorprendentes a su manera y, sin embargo, no se sienten como liberaciones de la imaginación en la forma en que se percibían en 1990.
Las películas se han vuelto cada vez más ambiciosas a lo largo de los años, especialmente con el avance de los efectos especiales, pero a veces lo más divertido son las cosas simples, y en la primera adaptación de The Witches las aventuras de Luke siguen siendo más interesantes, especialmente porque podemos identificarnos con él: acaba de perder a sus padres, está perdido y su abuela es la única persona que tiene en el mundo.
Más allá de los problemas en la historia, también es necesario marcar que la última adaptación de The Witches se estrenó en octubre de 2020, en plena pandemia del COVID, por lo que tal vez su lanzamiento en los cines hubiese atraído más gente. El contexto mundial definitivamente no la ayudó.
En definitiva, The Witches es una de esas películas en las que no parecía necesaria una nueva versión, pero dado que la película de 1990 fue tan popular, era inevitable que la industria audiovisual recurra a una secuela, reboot o remake de ella debido a la época en la que estamos.
El interés de buena parte del público estaba allí para lograr que The Witches sea una buena película, pero terminó siendo bastante inconsistente en todo momento. Quizás la apresuraron debido a la pandemia, pero una historia tan popular se merecía una mejor reimaginación.
El paso en falso que fue Las Brujas de 2020 es un muy buen ejemplo para entender que no todo necesita una remake, reboot o secuela, más allá de lo popular que haya sido un lanzamiento hace 30 años. Veremos si Wonka, la nueva versión de otra historia de Robert Dahl, cumple con las expectativas.
