Lucasfilm y Disney, los verdaderos y únicos especialistas en precuelas

La historia de Star Wars se mueve entre precuelas y precuelas de las precuelas, y ciertamente les ha funcionado. Es una franquicia que se ha mantenido por más de 46 años activa gracias a revisitar su pasado una y otra vez, pero ¿cómo es que lo han logrado sin agotar a su público?

En primer lugar hay que recordar que la trilogía original, que comenzó en los 70, regresó en los 90 para contarnos la historia de Darth Vader, uno de los villanos más icónicos de la cultura pop. Por supuesto, parecía una excelente idea, pero los fans y los críticos de la época no estuvieron muy de acuerdo que digamos.

Y es que la trilogía precuela fue duramente criticada por la insulsez, la banalidad y la cursilería de sus diálogos, la mala actuación de los actores (sobre todo de Hayden Christensen como Anakin Skywalker, aka Darth Vader), el uso excesivo del CGI, la política complicada, el protagonista poco agradable y el personaje de Jar Jar Binks (que era una absurda caricatura).

Sin embargo, tras el paso del tiempo, los fans que eran unos niños en ese entonces, crecieron y comenzaron a ver la trilogía precuela con otros ojos. Fueron menos duros con ella y conscientes de que en su momento no gustó a las masas porque tenían muchas expectativas. El surgimiento de este nuevo aprecio por la trilogía precuela provoco que Disney quisiera volver a visitar a los personajes de Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi, con los respectivos actores originales, una vez más. Aunque esta vez en la pantalla chica.

El traer de vuelta a Christensen en las series de Obi-Wan Kenobi y Ahsoka le dio una oportunidad al actor de redimirse, de demostrar que siempre estuvo hecho para el papel. Ambos espectáculos le dieron más capas a su personaje y permitió que el público en general conociera una parte de él que solo se había visto en las series animadas.

Aunque solo Ahsoka (con sus personajes y paisajes nuevos, en teoría, relaciones aterrizadas y nueva mitología) funciona muy bien como precuela porque Obi-Wan Kenobi carece de una historia interesante. Su trama no es substancial y no le aporta nada nuevo a la franquicia, más que la tan esperada revancha entre maestro y padawan.

Como vemos, las precuelas no siempre le funcionan a Star Wars, como también lo fue el caso de Han Solo: una historia de Star Wars, que fue una decepción en taquilla, pero cuando sí funcionan, nos dejan boquiabiertos. Ahí tenemos a Rogue One: una historia de Star Wars, precuela de Star Wars: episodio IV – una nueva esperanza. Esta película protagonizada por Felicity Jones y el mexicano Diego Luna es el pináculo de lo que debe ser una precuela no solo dentro de la franquicia de Star Wars, sino dentro de cualquier medio audiovisual.

Rogue One no solo amplía una mitología ya creada, sino que además entrega una historia original e innovadora y personajes entrañables y bien desarrollados. Es el ejemplo de que dentro de este universo hay cabida para historias más maduras y realistas y que además hay un público para ello.

No por nada esta precuela obtuvo su propia precuela televisiva, Andor, donde se explora al personaje titular de una manera más personal a lo largo de sus 12 episodios. Y es que al igual que Rogue One, fue alabada por su complejidad, madurez y crudeza, así como por mostrar realmente los estragos de la guerra y las dos caras de la moneda en un conflicto bélico. De hecho, en Rotten Tomatoes tiene una aprobación del 96% de la crítica y el 86% del público.

En el futuro de Star Wars se avecinan más precuelas como la película de Lando protagonizada y escrita por Donald Glover y su hermano Stephen Glover, y la serie de The Acolyte, que nos llevará al principio de todo, antes de los hechos de Star Wars: episodio 1 – La amenaza fantasma. Así que solo resta esperar que Lucasfilm y Disney continúen con su buena racha (sobre todo televisiva) y vuelvan a demostrar por qué son los mejores cuando se trata de volver al pasado y revisitar historias tan queridas por el público.