Memento reinventó el Film Noir

Para poder hablar de cómo Memento (2000) reinventó el Film Noir, debemos comenzar por el principio, o sea, ¿Qué es el Film Noir? Este género, también llamado cine negro, comienza a desarrollarse durante la década de 1930 y su edad de oro es entre las décadas 1940 y 1950.

El término viene del francés, luego de que el crítico italiano Nino Frank, cuya carrera fue realizada en Francia, lo bautizara de esa forma ya que en un primer momento eran considerados melodramas. Es más, el término no fue utilizado por los realizadores de esa época. Es decir que el Film Noir comenzó a reconocerse de forma retrospectiva.

En sus comienzos, el estilo en pantalla de este género estaba vinculado al expresionismo alemán de principios del Siglo XX. Su llegada a Estados Unidos estuvo ligada a aquellos directores del viejo continente que viajaron hacia el país del norte y volcaron sus estilos pertenecientes al movimiento expresionista al cine americano. Ejemplos de esto tenemos en Fritz Lang, Robert Siodmak y Michael Curtiz, quienes ahondaron sobre nuevas técnicas de iluminación y una nueva forma de realizar las cintas.

Si bien el apartado técnico es importante para el Film Noir, son sus historias las que marcan una diferencia. Los protagonistas rompen con la figura del héroe siendo personajes oscuros y con muchos enredos psicológicos. Es que lo que sucede con este tipo de películas es que los límites entre el bien y el mal están difuminados, por eso mismo los protagonistas son mucho más complejos ya que no necesariamente son el bien encarnado. Si a esto le sumamos el trasfondo de una sociedad violenta, corrupta y que los finales de las tramas son siempre agridulces o directamente trágicos, el ambiente es pesado, súper fatalista.

Como dije al comienzo del artículo, la década de 1940 fue prolífica en cuanto a cantidad de cintas que se estrenaron del género. Una de las películas emblemáticas dentro del género es El halcón maltés, de John Huston, que se estrenó en 1941. Otro ejemplo clave de está época dorada fue La dama de Shanghai (1947) dirigida y protagonizada por Orson Welles, uno de los grandes clásicos del género que además nos deja una hermosa secuencia final con un tiroteo en medio de un laberinto de espejos. Ya en la década de 1950, los films a destacar son El beso del asesino (1953) y Atraco perfecto (1956) del gran Stanley Kubrick. Sí: el comienzo de su carrera fue negro.

Desde esa época hasta Memento (2000) pasaron cosas, pero esta cinta que llevó a la fama a Christopher Nolan y que además cimentó la esencia de su sello no solo como director sino como guionista, debe ser resaltada porque, como titulo el artículo, reinventó el género del Film Noir.

La película nos presenta a Leonard, interpretado por Guy Pearce, un investigador de seguros. Vemos que asesina a un hombre a sangre fría. Inmediatamente, la narración comienza a desarrollarse hacia atrás, escena por escena, ya que algo elemental es que el protagonista padece una extraña enfermedad: amnesia anterógrada, o sea, almacenar recuerdos recientes.

Además de poner en el centro de la escena hollywoodense a Nolan, Memento funciona como un ejemplo del paso del cine entre los Siglos XX y XXI. Analizando el guion podemos observar que esta es una historia simple que se vuelve compleja por una cuestión: la enfermedad que sufre el protagonista. A partir de ese disparador, se juega con una estructura no lineal y hace ingresar al Film Noir de una manera muy fresca. Veamos. 

El protagonista cae en dilemas morales atravesados por una crítica a la sociedad; Leonard quiere entender qué es lo que sucedió con su esposa quedando como una especie de solitario que busca vengar su muerte, creando así un enemigo que es la forma en lo que se define en contraposición a él. La frescura en el género es la extremada introspección de Leonard: no puede confiar en sí mismo pero a la vez tampoco puede confiar en el afuera llevando así la conspiración a límites extremos; no solo somos testigos del camino del protagonista reflexionando sobre su propia vida y realizando una especie de viaje interior, sino que además mucho tiene que ver la realidad en la que está inmersa la sociedad corrupta sobre la que, al final de cuentas, también se realiza una crítica.

Memento marcó el sello del director. El resto de su filmografía presenta protagonistas complejos, inmersos en sociedades dañinas, realizando su propia búsqueda interior, enfrentándose a sus propios fantasmas y a las consecuencias de sus propias decisiones. Piensen en Insomnia (2002), Inception (2010) e incluso en su versión de Batman, la cual impactó desde su genial trilogía.

Pero Memento no es solo Nolan. Después de esta cinta, el comienzo del nuevo siglo nos dejó grandes películas, clave para el género, como Mulholland Drive (2001) de David Lynch y The Man Who Wasn’t There (2001) de los Hermanos Coen por poner algunos ejemplos. La lista continua con genialidades como Sin City (2005) y hasta un ejemplo latinoamericano clave: la película argentina El Aura (2005).

Nolan es revolución, desde todos los puntos desde que se lo mire. Y Memento es su obra maestra, sin dudas.