Medicina, cine y televisión, una coalición que no para de dar frutos - Spoiler Time
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Medicina, cine y televisión, una coalición que no para de dar frutos

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Hace tiempo que la unión entre la industria audiovisual y la medicina es constante y fructífera.

Gregory House, Meredith Grey, Patch Adams y hasta, por qué no, Stephen Strange, son solo algunos de los nombres de los grandes doctores que tanto el cine como la televisión nos han dado. Todos tenemos uno favorito, ya sea en la pantalla chica o en la pantalla grande, y eso se debe a que, desde casi sus comienzos, tanto el cine como la televisión han posado el ojo de sus cámaras en las historias atravesadas por la medicina.

¿Acaso alguien puede imaginarse algún momento de la televisión en la que no estuviera en el aire alguna serie que se basara en el funcionamiento de un hospital? ¿O un año en el que alguna película no contara algún drama médico? La unión entre la industria audiovisual y la medicina es constante y fructífera, y ha comenzado hace mucho tiempo.

Las primeras escenas médicas vistas en la pantalla grande datan de los comienzos del 1900. Si bien las películas que mencionaré no se pueden enmarcar dentro del género “drama médico” (básicamente porque dicho género no existía aún), son las primeras en mostrar las tareas de los médicos en el cine.

Una de ellas, estrenada en 1903, es el western The Great Train Robbery, dirigida por Edwin S. Porter. Este filme, de tan solo 12 minutos, narra el asalto a un tren por parte de un grupo de forajidos. En medio de su asalto, hieren a uno de los pasajeros y, a su vez, otro de ellos, un médico, intenta rescatarlo.

Pocos años después, en 1906, se estrenaría The Story of the Kelly Gang, una película australiana dirigida por Charles Tait que contaba las peripecias del bandido Ned Kelly. The Story of the Kelly Gang tenía una duración de 60 minutos, algo colosal para la época ya que implicó una cinta de 1200 metros. Si bien la película centraba su trama en Ned Kelly y sus secuaces, en ella también podemos encontrar una escena dedicada a mostrar cómo un médico intentaba salvar la vida de un hombre herido.

Para encontrar un filme exclusivamente dedicado a los dramas de la medicina sólo tenemos que adelantar algunos años: D. W. Griffith, el director americano célebre, fue quien en 1909 estrenó The Country Doctor, una película protagonizada por Frank Powell que contaba la historia de un médico que salía de su casa dejando a su hija enferma para atender a un vecino también enfermo sin saber que, mientras hacía su trabajo, su hija empeoraría.

Luego, claro, vendrían más: en 1912 se estrenaría la adaptación de la novela de Stevenson, Dr. Jekyll and Mr. Hyde, que tiene como protagonista a un médico que se obsesiona con revelar y dividir sus dos caras, o en 1949 The Doctor and the Girl, que también es protagonizada por un doctor (Glenn Ford), quien se casa con una chica proletaria con quien atraviesa todo tipo de dramas.

Más acá en el tiempo encontramos clásicos inolvidables, como Patch Adams, la película que tenía a Robin Williams en el rol de Hunter “Patch” Adams, un médico que intentaba mejorar la calidad de vida de sus pacientes a través del humor, o Awakenings, de 1990, basada en la experiencia de Oliver Sacks, un neurólogo que buscó un tratamiento experimental para pacientes con encefalitis letárgica, entre muchas otras.

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En televisión la huella de la medicina también es bastante antigua: en 1954, en Estados Unidos, comenzó a emitirse Medic, una serie creada por Richard Carroll que se centraba en la vida del Dr. Konrad Styner, a quien lo interpretaba Richard Boone.

Medic es sin duda el antepasado directo de series como ER, House y hasta Grey’s Anatomy, ya que en ella se podía ver el funcionamiento diario de médicos y enfermeras y toda la clase de desafíos morales, éticos y emocionales que enfrentan día tras día.

Ver su forma de lidiar con todos estos asuntos tan complejos resulta inspirador y nos invita a reflexionar: no solo nos maravillamos ante sus logros (sobre todo cuando nos encontramos con personajes como House, por ejemplo, que hacía del diagnóstico un arte), sino que también nos planteamos, inevitablemente, qué haríamos en su lugar ante determinados casos, incluso a veces horrorizándonos cuando nos encontramos con historias como la de Christopher Duntsch en Dr. Death, un cirujano que se dedicaba a mutilar a sus pacientes.

Y eso es lo interesante de llevar historias de medicina al cine y la televisión: en su trabajo, los médicos y todos los trabajadores de la medicina se enfrentan a situaciones extremas que la mayoría de nosotros solo debemos presenciar, con suerte, una sola vez en nuestras vidas. Para ellos, en cambio, lidiar con la vida y la muerte, la falta de esperanza, la discapacidad, los errores insalvables, es una cuestión cotidiana.

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